Su funcionamiento es muy sencillo, sólo basta agitar armónicamente el brazo que lo sustenta con más o menos intensidad...nada más lejos de la realidad.
El uso del abanico requiere de unas pocas instrucciones. Conseguir que el abanico se mueve en nuestra mano como si fuera una prolongación nuestra, acoplar el abanico a nuestra danza, para que se mueva de forma fluida y sorpresiva, este elemento nos da mucho juego, ya sea para hacer una danza melodiosa, o una danza melodiosa, o una danza fuerte con clara percusión, como un juego sensua de esconderse y aparecer.
Para aprender a usar el abanico lo mejor es tomar uno entre las manos y jugar, durante un tiempo, explorar como moverlo sobre si mismo, sobre nosotras...abrirlo, cerrarlo, en definitiva, tomar confianza y dominio.
Cada una puede encontrar nuevas formas de usar el abanico, creando fantasías originales.
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